Veamos, aquí tenemos: comprar tomates para el gazpacho de mañana, recoger la mesa camilla de la tintorería, subir a por unas playeras para la niña, comprar el bronceador del 20 porque mañana el mayor se va a la piscina, barrer la terraza y quitar las hojas mustias a todas las plantitas que se está cargando esta levantera, recoger a tu madre y llevarla a la peluquería, pedir cita en el dentista, comprar una cremallera, sacar la merluza del congelador, aspirar el coche, arreglar la manguera que gotea, devolver los libros a la biblioteca y depilarte.
Bien, hemos avanzado algo en la tarde, ahora vamos a sacar el dobladillo. Ahora vamos a estirarla para que nos dure más: te abstraes ( que es igual que decir te paras, te miras y haces como si fuese lo único en el mundo que te importa) y te regalas una hora, hora y media de placer. Aún a costa de que la cena se posponga, aunque la cesta de la ropa para planchar esté llenita, a pesar de no cumplir con la hoja de ruta.
En este bendito apartado están: una sesión de gimnasio, una caminata viaverdera, un café con gente querida, un curso de fotografía, dos horas a solas con tu blog, probarte ropa, que te hagan la pedicura, una merienda de piscina, un taller de natación, ver tu serie favorita, disfrutar de un atardecer con tu amante, un curso de pilates, una clase de baile, una puesta de sol a solas y hasta un helado de chocolate comido en la azotea mientras te besa Venus.
Por favor, saca dobladillo a las tardes del verano. Se irá.
Llevo dos o tres días intentando desdobladillar la tarde de verano, pero me puede el sueño. Esta tarde va a ser el comienzo, ya verás.
ResponderEliminarTodo lo que te leo me gusta!
EliminarVoy a intentarlo, aunque tengo que dejar el ultimo aliento pa la cervecita en el parque...
ResponderEliminarEso es sacar dobladillo!!
ResponderEliminarYo no soy tan buena costurera; lo más un hilvanaíllo...( quietecita, quietecita, escondida entre las líneas)
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