Las mujeres españolas tenemos leyes que nos protegen. Las mujeres de Afganistán tienen leyes que permiten a los maridos de la etnia hazara castigar a sus esposas sin comida si éstas no les complacen sexualmente. Las mujeres españolas podemos elegir el modelo de convivencia familiar. Las mujeres afganas deben contraer matrimonio antes de cumplir 18 años, obligadas por hombres embrutecidos que justifican sus actos en nombre de la religión. Las madres y los padres en este país vestimos con las mejores galas a nuestros niños cuando de una celebración especial se trata. Las familias afganas rasuran las cabezas de los más pequeños ( para mostrar su fealdad) en la celebración de las bodas y así intentan evitar una violación, a veces de alguno de los familiares asistentes. Mientras en España nos afanamos en mejorar los datos de participación de las mujeres en la vida política, social o cultural, las mujeres de Afganistán sólo salen en las estadísticas de ONGs,, de Naciones Unidas, y aparecen aquí para mostrar la más brutal de las cifras en cuanto a abandono de las enseñanzas, prohibiciones, abusos sexuales, desprotección y exclusión de la vida pública.
Esta liviana radiografía sobre el devenir de las mujeres en españa y Afganistán acaba por llevarme a dos puntos: uno, la necesaria solidaridad que precisan las mujeres y niñas que están viviendo estos infiernos. Cualquier proyecto de ayuda práctica viene bien, desde un acto de repulsa hasta un compromiso personal o corporativo que permita cambiar la silueta del montón de arena. Pero cabe antes conocer, leer, situarse en el lugar y observar. Echad un vistazo a este sitio:http://roxanalevinson.wordpress.com/2009/04/13/¿a-quien-le-importan-las-mujeres-afganas/. Dos, el absurdo esfuerzo por convencer a quienes vemos cada día de que aquí, en España, sí hace falta un Ministerio de Igualdad, una ley de plazos, coutas de participación en las listas electorales, medidas de conciliación en los empleos, campañas de corresponsabilidad en los institutos de secundaria... A un país lo hace su ciudadanía. A un país lo define su gobierno y sus leyes. A un país lo posiciona el futuro que se está diseñando en el presente.
