sábado, 26 de septiembre de 2009

Del valor de la palabra


Una conjunción oportuna me trae hasta aquí: la lectura hoy de un artículo de Manuel Cruz en El País y visionar, anteayer, la última sesión plenaria de Olvera. La amenaza del discurso de la caída de las ideologías y el uso de la palabra sin valor alguno, el mal uso. Mientras algunos se empeñan en convertir la política en pura economía y trasladar el sitema financiero a la categoría de dogma de fe...otros aún convergemos en creer que las ideologías siempre existieron y que marcan el cómo, el porqué, incluso el cuándo. En política nacional le ha tocado al gobierno de Zapatero campear con los problemas anexos a la crisis económica y los cambios en las medidas adoptadas muestran que se está al pie del problema. Y que, por ser de una ideología de izquierdas( y en medio de esta vorágine económica), no ha renunciado a la conquista de la consolidación de las prestaciones sociales , no ha desistido en la consecución de leyes fundamentales que afectan a hombres y mujeres, no ha dejado para mañana la ley del aborto, ni la negocación con los sindicatos para que el funcionariado se solidarice,ni la expedición de la píldora postcoital, ni la subida del iva. Esto de las ideologías les tiene que sonar a alguna gente... Porque es en los discursos donde se proponen lo que más tarde se reflejará en hechos. Y que se apoye en sus palabras para defender sus acciones me gratifica, porque lo dijo y lo está cumpliendo. Está siendo fiel a su discurso.


A mi me gusta la parquedad de palabras, me gusta escuchar hablar a la gente que lo hace de forma clara, breve, concisa, para que nos entendamos... Y estoy tan harta de la manipulación que de la palabra usan los políticos locales que gobiernan mi ciudad...que ahora llego a entender el discurso de toma de posesión con el que se expresaron amantes del fin de las ideologías. Debe ser que el uso correcto y leal de la palabra corresponde a quienes tenemos ideologías por bandera, a quienes creemos en lo que decimos. Si en la gestión del desempleño de la actividad política pública, el uso de la palabra no toma el cariz de la verdad, entonces ha perdido toda credibilidad, entonces queda claro que importa más la estética de la retórica, sin más. Y ésta es la sensación que me producen las sesiones plenarias de Olvera. De los gritos, las faltas al orden, la indisciplina, el caos y el uso abusivo del sarcasmo...no voy a hablar hoy, que estoy muy fina.

martes, 1 de septiembre de 2009

Mujeres a mano





. Ilustración de Mónica Carretero.

Tengo de todas las clases de mujeres a mano: tengo una que es mi referente, que con 27 años perdió al padre de sus 3 hijos y remontó el vuelo hasta lo más alto y lo consiguió, la conquista de hacer felices a esos niños cada día de sus vidas y convertirlos en personas de bien. Tengo otra que salió huyendo de un hogar violento, con dos niñas de la mano, sin nada , que se creció ante la adversidad y ha conseguido a una doctora y una ingeniera para la casa, felices ambas. También tengo una que abandonó los estudios de primaria por circunstancias familiares, a los 14 años, que emigró al norte para ayudar en casa y que hace tres años ( tras un matrimonio, tres hijos y un sinfín de trabajos varios) se graduó como educadora social y ejerce como tal en una empresa. Otra clase de mujer que tengo muy cerca es tenaz y hace lo que piensa y consigue lo que quiere, acabará en secundaria educando adolescentes afortunados por oirla. Tengo a mano a una mujer que siempre busca el lado bueno de las cosas, pasando por encima de su enfermedad; a otra que cocina para todos los que lleguen a casa, con las manos siempre abiertas y repletas, con quien comparto sangre y afectos; a una que tiene el corazón grande, como de sandía ( vive en el levante, con marido, niño y perro) y que todo lo que da es ternura y risas. Tengo además a quien sabe escuchar cuando lo necesito aunque ella diga que es la que habla de sus problemas, a mi me basta su presencia, la ternura que derrama con sus tres hijas y su esperanzador futuro. Otra de las mujeres que tengo a mano me enseña a ser generosa, afable, porque ella abre las puertas de su casa para el mundo, siempre tiene un lugar para los demás, practica la serenidad en momentos extremos y se divierte los viernes con unas cañas. Ah, tengo también a una mujer atenta al mundo, dispuesta a mostrarte cualquier pedacito de arte, de histora, de cine...Y a otra que me regala libros cuando no celebro nada. Tengo a mano, junto a mi mesa de trabajo, a la persona con quien más risas comparto, una mujer divertida, buena, una excelente profesional, que ahora está rota de dolor y que sabrá, como todas, salir de ésta.