martes, 1 de septiembre de 2009

Mujeres a mano





. Ilustración de Mónica Carretero.

Tengo de todas las clases de mujeres a mano: tengo una que es mi referente, que con 27 años perdió al padre de sus 3 hijos y remontó el vuelo hasta lo más alto y lo consiguió, la conquista de hacer felices a esos niños cada día de sus vidas y convertirlos en personas de bien. Tengo otra que salió huyendo de un hogar violento, con dos niñas de la mano, sin nada , que se creció ante la adversidad y ha conseguido a una doctora y una ingeniera para la casa, felices ambas. También tengo una que abandonó los estudios de primaria por circunstancias familiares, a los 14 años, que emigró al norte para ayudar en casa y que hace tres años ( tras un matrimonio, tres hijos y un sinfín de trabajos varios) se graduó como educadora social y ejerce como tal en una empresa. Otra clase de mujer que tengo muy cerca es tenaz y hace lo que piensa y consigue lo que quiere, acabará en secundaria educando adolescentes afortunados por oirla. Tengo a mano a una mujer que siempre busca el lado bueno de las cosas, pasando por encima de su enfermedad; a otra que cocina para todos los que lleguen a casa, con las manos siempre abiertas y repletas, con quien comparto sangre y afectos; a una que tiene el corazón grande, como de sandía ( vive en el levante, con marido, niño y perro) y que todo lo que da es ternura y risas. Tengo además a quien sabe escuchar cuando lo necesito aunque ella diga que es la que habla de sus problemas, a mi me basta su presencia, la ternura que derrama con sus tres hijas y su esperanzador futuro. Otra de las mujeres que tengo a mano me enseña a ser generosa, afable, porque ella abre las puertas de su casa para el mundo, siempre tiene un lugar para los demás, practica la serenidad en momentos extremos y se divierte los viernes con unas cañas. Ah, tengo también a una mujer atenta al mundo, dispuesta a mostrarte cualquier pedacito de arte, de histora, de cine...Y a otra que me regala libros cuando no celebro nada. Tengo a mano, junto a mi mesa de trabajo, a la persona con quien más risas comparto, una mujer divertida, buena, una excelente profesional, que ahora está rota de dolor y que sabrá, como todas, salir de ésta.

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