Debemos reproducir los mensajes que dan cobertura a la totalidad de los hechos que esconden violencia contra las más jóvenes. Reproducir, que viene a ser, dar rienda suelta al argumentario que muestra las pistas de un mal compañero. Yo, que soy madre, que tengo hijas, que hablo con muchos adolescentes por mi trabajo, que tengo amigas con hijos, que converso con chicos a menudo y que milito en la defensa de los derechos humanos y en la conversación sostenida, necesito amplificar las pautas más sencillas que hacen que la violencia de género se cuele en las aulas de los institutos, en los maleteros abiertos del fin de semana, en las aceras camino del trabajo, en los estantes de los pubs o en la barra de los locales de moda...hasta en los inocentes bancos de un parque...se deja entrever esa baratura del control entre dos adolescentes.
NO eres de nadie, el amor no justifica un empujón, un insulto, una humillación. Las palabras a pie de calle suelen ser: no te pongas tan atractiva, que no hace falta; ponte la falda bien corta, que me gustas más así; si te vas con tus amigas, a mi no me llames luego; dame un toque cuando llegues a tu casa, desde el fijo; cuando estoy con mis amigos, estoy con mis amigos; a mi no me gusta que hagas eso y si me quieres, demuéstramelo y no lo hagas; o hacemos el amor o lo dejamos, yo no puedo aguantar más; dame un toque cuando pienses en mi; quedate una hora más, si te regañan por mi culpa, es que me quieres; dame un toque cuando yo te de otro; con esa ni te hables; deja ya de jugar al baloncesto cada sábado, o estás conmigo o lo dejamos; si soy diferente cuando estamos juntos es que ese soy yo de verdad, no el otro...
Quiero ayudar a construir un mundo mejor, donde los chicos sean respetuosos, hallen su nueva masculinidad y se sientan cómodos en ese otro papel, de igual a igual. Quiero ayudar a construir un mundo mejor, donde las chicas se sientan libres, crean en su potencial como mujeres y encuentren, si lo quieren, un compañero con quienes se sientan de igual a igual. Esa bendita armonía que acaba con las telarañas de la desigualdad y reparte el peso de la vida.