Voy a la huelga

"Yo no estoy de acuerdo con la reforma laboral pero no voy a hacer huelga". Esta es la frase más oída en los últimos días en el entorno más cercano. Con el respeto que me merecen quienes no irán a la huelga, me voy a permitir la licencia de opinar sobre los que sí vamos.

La reforma laboral no tiene precedente: el recorte en la indemnización por despido improcedente; las causas y el control de los requisitos que afectan a este despido quedan a criterios de la empresa. La empresa ya no tiene que acreditar las causas del despido. Los convenios colectivos serán o serón.

Reduce los derechos adquiridos en los casos de maternidad, paternidad, lactancia y acogimiento. Suprime la categoría profesional permitiendo la movilidad permanente de puesto de trabajo dentro de la empresa. Deja a criterio único del empresario las modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo. El empresario, sin posibilidad de oponerse del trabajador/a podrá modificar: horario y distribución del tiempo de trabajo, el régimen de trabajo a turnos, el sistema de remuneración y la cuantía salarial, el sistema de trabajo y el rendimiento.

Yo voy a la huelga el 29 porque no estoy de acuerdo con este agresivo retroceso en los derechos laborales de este país, que se hace en nombre de la crisis y el paro. Voy también para seguir los pasos de todos los hombres y mujeres que han luchado por conseguir los derechos actuales. Y voy porque mis hijas no encuentren este panorama cuando les toque acceder al mercado de trabajo.

Y como no estoy de acuerdo con la reforma laboral, voy a la huelga. Quienes sí vamos, lo hacemos con resposabilidad, en un ejercicio de respeto, siendo solidaridari@s, como actitud  de rechazo y con la ilusión de que se pueden cambiar muchas cosas en el mundo.

Elecciones en el sur

El último reducto del socialismo europeo que queda es Andalucía. Visto así, tenemos la tarea de iniciar la reconquista de sur a norte, algo de lo que ya sabemos los que habitamos en el mediterrraneo. 

En nuestro horizonte se vislumbran las huestes de los bárbaros del norte( hablo en sentido metafórico, que a mi me encantan Puebla de Sanabria, Ribadesella y Molkom), cargados de mermas salariales y derechos laborales. Se les ve venir con la espada en alto, degollando hospitales públicos y  planes de becas ( las de idiomas se han reducido en un 50% ).Vienen bajando con las banderas de la igualdad hechas retales, las han debido de pisar caballos y carretas. No traen estandarte, todo lo que arrasan lo hacen en nombre de la economía y las cifras, pero los números siguen sin salir en los reinos ya conquistados, donde han llevado al patíbulo a la ley de la Dependencia ( la que daba libertad a las mujeres y garantizaba una vida mejor). En las mazmorras están esperando la Ley del matrimonio entre personas del mismo sexo y la Ley del aborto, aterradas. Dicen las malas lenguas que ya, en el resto de  Europa, esto es lo que hay, que no existe la derecha ni la izquierda, que el reino del neoliberalismo (pepero en estas lindes) se ha apoderado de las voluntades populares y que el pueblo se deja llevar. Esto sí que son malas lenguas. 

En el sur, ya estamos preparados para la batalla. Hay mucho descontento porque se han hecho muchas cosas mal, pero hay que enmendar los errores. La batalla se libra en las urnas. L@s del sur, sabemos que podemos afrontar retos difíciles. Pero sobre todo sabemos que el futuro de nuestros hijos depende de este momento. Y no queremos que tengan uno peor que el nosotros hemos vivido.

Niñas en 8 de marzo

Berta llega del colegio y me pregunta:" mamá,¿tú crees que es verdad eso de que a las niñas de 7 años le cortan un trozo de vagina?". Hoy les han contado cómo viven este día millones de niñas que viven en otras partes del mundo. Así que me arremango y le cuento que no sólo le mutilan el clítoris, sino que las casan con viejos, que les echan ácido en la cara si llevan la falda muy corta, que las violan para librarse del sida, que las olvidan en horfanatos cuando nacen mujer, que las tapan con burkas para que nadie les vea el rostro, que las prostituyen, que las obligan a trabajar al servicio de los varones del hogar, que no les permiten acudir a las escuelas, que no las dejan votar cuando son adultas y que no cobran igual salario por el mismo trabajo. He ido de arriba a abajo, para que se se quede sobre todo con la primera parte, la más amarga y dura, para que sepa valorar la vida de las niñas de este país, de este lugar.Para que sepa que escoger es un privilegio de las mujeres del llamado primer mundo y estar protegigas por las leyes es un avance político que en España ha llegado gracias al socialismo. Pero no quería hablarle de esto, de nuestra cotidianeidad, quería llenar la cocina con los sabores y los olores de las cocinas donde esas niñas no pueden preguntar a sus madres.

 Nada es gratuito, todo no está hecho. La solidaridad con el resto de las mujeres del mundo es vital. Para no aburrirla,tiene diez años, no he seguido con la segunda parte de lo que me revuelve las tripas: nuestras cifras de maltrato y asesinatos, la merma de libertades a la que estamos asistiendo recién llegado al gobierno el partido de la derecha, la pesimista perspectiva que vislumbro...Joder, con lo que nos ha costado ser el sexto país referencial en igualdad legal, con lo que nos está costando llevar esto a la práctica, con lo que tenemos por delante...Mira, los años la vuelven a una protestona, mal hablada e insumisa.¿Serán los años o será la derecha?

* ilustración de faby Artiste