jueves, 13 de junio de 2013

Lola, musa y guerrera

Tiene una sonrisa que vale para mil fotografías. Camina despacio y mueve levemente los hombros al hacerlo.Es serena, amable, discreta, caótica, dulce, espontánea y polivalente. Es habitual verla con gatos, perros, hurones o tortugas  porque por encima de credos y títulos, es una  comprometida defensora de animales y plantas. Si tu mascota pierde el norte un día y ella la encuentra, dará pronto contigo, no lo dudes.



Es inventora, si, que es como me gusta a mi llamar a quienes se gradúan en Ingeniería Industrial. Con la ayuda de su padre creó una máquina para hacer jabón casero que busca sponsor. Su padre hubiera sido ingeniero automovilístico si no le llegan a tocar los otros tiempos, porque  abre un capó y diagnostica a la primera  o transforma  frigoríficos en incubadoras mientras destripa electrodomésticos y los customiza....Su madre cocina para mojar pan y dejar los platos limpios, siempre. Sus hermanos, Mª José y Santiago, tienen para otro post y no tardará en llegar.
Lola tiene un hijo de once años, precioso, que la  posicionó tempranamente como madre y que la ha hecho más fuerte, más segura, más obstinada con las metas y más exclusiva con las elecciones.


Compaginó estudios, maternidad, familia, mascotas, viajes y trabajo. Sobrevivió a todo y ahora navega con rumbo fijo a la búsqueda de una oportunidad que  le permita desarrollar sus habilidades profesionales a la par que pasa modelos, recoge perros o gatos abandonados de las calles, cocina comida japonesa para sus amigos, almuerza los sábados con su abuela Josefina y ama al hombre que la hace reir.
Amante del sushi, del negro, de los zapatos planos y los bolsos grandes, de las causas justas, de quienes crean, de las reuniones familiares, del sol, de una buena taza de té... Lola, musa y guerrera.

3 comentarios:

  1. Que bonita esta Lola y que bonita tu

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  2. Todavía me acuerdo yo las noches que dormí en Cádiz en la sala de espera, comiendo bocadillos de mortadela en el 127 de mi tío y jugando a las maquinitas de un salón recreativo cercano a 5 pesetas la partida, hasta que el 4 del 4 quiso venir al mundo.

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