miércoles, 13 de mayo de 2015

Algunas zonas de confort


Cuando ya todos duermen,conozco a una que sale a la terraza y tiende de noche porque al día no le quedan más horas. Otra espera en la silla de la cocina a que acabe la olla a presión, a las dos de la madrugada. Algunas de ellas salen a andar cuando no hay nadie en casa, cuando están, la precisan constantemente. Muchas llevan dos casas, la suya y la de sus padres, que son muy mayores.
Lo mismo cosen disfraces que ayudan a parir a las cerdas. Salen al amanecer a buscar el pan recién hecho, orean los dormitorios a las siete y media de la mañana antes de salir al trabajo, suelen oir los despertadores antes de que suenen y son capaces de adaptar los menús semanales al gusto de los comensales. Es la zona de confort del primer mundo para muchas mujeres. No hay otra.


Hay lugares  en los que se muestran implacables con las mujeres solteras que tienen más de 27 años, son consideradas "sobrantes" y las presionan para que contraigan matrimonio aunque no lo deseen, de lo contrario estarán condenadas al olvido y en muchas ocasiones a la marginación y el desprecio.
En otro lugar, más al este, se esconden para acudir al médico porque sus esposos no les dan permiso para visitarlos si son varones. Cerca de allí,cualquier médica de 50 años  necesita el permiso de un guardián para ir a una convención médica, porque vive bajo un sistema de tutela masculina. En otro lugar, muchas son  tocadas, empujadas, ridiculizadas, pellizcadas y violadas cada día en las calles.
Al sur del país que habitamos, a niñas como Faadumi Husein, de 16 años, les practican la ablación y les cosen los labios de la vulva para impedir las relaciones sexuales antes del matrimonio y garantizar su virginidad.
Es la zona de confort de paises en vías de desarrollo. No hay otra.



La zona de confort es como llaman ahora a lo cotidiano, a lo que nos hace sentir seguros. Lo que vivimos cada día sin plantearnos cambios, porque, al menos, sobrevivimos.
Entre la primera y la segunda zona de confort hay millones de mujeres que ven mermada su libertad sólo por ser mujeres, cada día, en cada momento, sobreviviendo. Y si esta es la zona de confort...te puedes imaginar cómo es la zona de pánico.
Todo esto me viene a la cabeza este mayo, que es el mes de las flores, de las alergias y de las elecciones. Aquí, donde las mujeres podemos votar.




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